Una de las festividades populares españolas más reconocidas internacionalmente es la Tomatina, Esta divertida y peculiar batalla campal se celebra el último miércoles del mes de agosto, en el marco de las fiestas patronales de la localidad de Buñol, a las afueras de Valencia.
La fiesta consiste en que los participantes se lancen tomates los unos a los otros. La fruta debe haber sido aplastada previamente, para evitar hacer daño, y además con el propósito de que su jugo pueda manchar a todos los presentes.
La juerga en sí misma dura solo una hora, en horas del mediodía. Los camiones repletos de tomate reparten las casi 150 toneladas del fruto entre un aforo de unos 22.000 asistentes. Cuando termina la rebatiña, todo queda empapado de jugo de tomate, tanto las calles como las personas. La acidez del jugo limpia y desinfecta las calles y, al final, las autoridades del pueblo brindan el agua para limpiar tanto los cuerpos como los espacios. Todos participan en esta celebración, tanto en la euforia de la batalla como en la posterior tarea de limpieza.
Los tomates usados en la festividad proceden de la localidad de Xilxes, en Castellón, y son específicamente cultivados para la ocasión, aprovechando que dichos tomates no son aptos para el consumo, por su sabor.
Para evitar accidentes, se recomienda que los participantes usen diversos accesorios de protección, tales como guantes y anteojos.
Se cree que el origen de la tomatina está en el Cipotegato, una fiesta similar que se celebra desde hace siglos en Tarazona (Zaragoza), en el marco de la cual ocurre una «Tomatada». Un popular personaje de Tarazona visitaba Buñol cuando corría el año de 1949 y propuso realizar una tomatada, lo cual habría sido bien recibido por los habitantes. Otros sostienen, sin embargo, que el origen de la Tomatina está en el propio Buñol, donde habría surgido a raíz de una pelea callejera, a mediados del siglo XX. Sea como fuere, lo cierto es que hoy la Tomatina es patrimonio de todos los españoles.